miércoles, 28 de julio de 2010

Amenazas a Doom!?

Bueno nada, estoy ya lo había hecho antes, y ni que necesitara una explicación mierdas, simplemente son una cosa de cada categoría que haya últimamente escuchado/visto/leído/cocinado/fornicado. Sisi alta explicación, no se para que hablo. APARTE A QUIEN SE LO EXPLICO? Si nadie lee esto. Y heme aquí hablando solo de nuevo. Steel Spider. Man. JA Y AHORA HAGO CHISTES INTERNOS, MIRÁ QUE PILLO, HACIENDO CHISTES INTERNOS EN PERFILES DE INTERNET. Bueno esto técnicamente no es un perfil sino que el perfil es esa cosita que está por ahí en otra parte del blog y uno sube una descripción, pero ustedes lean y callense. En especial usted, si usted, que se piensa que se lo sabe todo y que yo soy un pelotudo. Te descubri eh? No sabías que podía leer el pensamiento. Ahí tenés la reputa que te pario.



·         Comics/ Marvel – Dark Reign: Ehm, alguien se acuerda del duende verde? Eh? Alguien? Fue el malo en la primer peli de espaider-man. No? Bueno, es el más retorcido y enfermo enemigo del ciudadano Parker y de entre los más importantes de Marvel directamente.  Y bueno, resulta que después de que el Tony Stark la manqueara como director de S.H.I.E.L.D. durante las invasiones Skrull, Norman Osborn termina quedando como el tipo que salvó a la tierra de los Skrull, y el presidente parece que se olvida de que es un psicópata megalómano con accesos de ira narcisista y decide dejarlo a cargo de la organización militar más grosa del mundo. Esto está en proceso de lectura aún, pero está muy bueno. Alguien me hará caso? Ah qué más da. Steel spider. Man

·         Libros/ Paul Auster – La noche del oráculo: Nada, es la historia de Sydney Orr, un escritor que se repone de una enfermedad, el día a día, la relación con su esposa y sus amigos. Y al mismo tiempo escribe la historia de Nick Bowen, quien al mismo tiempo lee el libro “la noche del oráculo”, de ahí el título. MUY bueno che.
  
·         Película/  Lost in traslation: Y a mí no me boló el bocho esta, pensé que iba a estar mejor. Igual está buena, habla de la soledad y desolación que uno puede sentir incluso en una de las ciudades más pobladas del mundo, Tokyo. Y también habla de cómo hacer para levantarte a Scarlett Johansson si sos Bill Murray. Qué buena que estas Scarlett, por dios.

·         Música/ Earth – The bees made honey in the lion’s skull: No se si el BBBWWW00o0))AAH se aplica a este disco ya que no tiene esa distorsión clásica de Earth 2 digamos, pero yo lo digo igual porque me gusta decirlo y es mi blog aparte. BBBBWwWWW000)))AH. Dylan capo. Las veces que me habré tirado en el sillón a larvear poniendo este disco. Y es que es para eso, para tirarte, mirar el techo y pasar la tarde dr0))neandola. Cabezazo y gol es gol.

Ahora va a saltar alguien a decir “pero como que no te gustó lost in translation, es un peliculón”, son todos iguales. Es más, ahora que lo escribí es más probable aún que alguien me firme eso, solamente porque lo escribí. Es como dicen viste, el que ve el futuro no solo lo está viendo sino que ya lo modifica por mirarlo. Y blablablá teorización blablablá.  Y si ahora nadie lo firma? Quedo como un pelotudo que se la pasa especulando. Mah si, si nadie lo firma me lo firmo yo como “anónimo” y a ustedes les va a quedar la duda de si fue un anónimo enserio o fui yo. Y tengo que largar el paco. [emo] Que vida de mierda [/emo]

jueves, 15 de julio de 2010

Franco!: *i know jack kennedy, jack kennedy was a friend of mine *senator you're not jack kennedy


Como antropólogo agropecuario con un doctorado en ciencias ocultas de la Universidad de Westinghouse & Danton, fui designado para el estudio de una tribu bastante peculiar, los trabajadores administrativos. Luego de trazar las líneas generales de la investigación, me tomé el 159, me baje en la cancha de Boca Jrs., caminé un par de cuadras hasta los cuarteles del clan, y luego de una pequeña charla con el cacique en la cual me preguntó por mis experiencias y mi conocimiento previo, me fue permitido ingresar a tan hermético grupo social. El trabajo de campo etnográfico comenzaba, dejé mi tienda de campamento situada a la salida del baño y, con una kodak instantánea y un anotador y lapiceras de Ben 10, me dispuse a entrevistar a los desconfiados trabajadores.

Debido al lenguaje escueto e intrincado que utilizaban, lleno de expresiones que me resultaban ajenas, me fue complicado desenvolverme apropiadamente en el grupo social de estos energúmenos. Por lo que había entendido de aquellas primeras experiencias, me quedaba claro algo: estaba presenciando un choque de culturas, literalmente. La red de significados que configuraba su pensamiento era muy distinta a la mía, pero poco a poco fui entendiendo términos específicos que utilizaban para llevar a cabo sus rudimentarias tareas. Era más que claro para mí que sus pequeñas mentes primitivas divagaban y les costaba esfuerzo hasta la más simple de las tareas, requiriendo horas para sumar, restar y dividir cifras anotadas en pequeños papeles conocidos por ellos como “Factura A”. Para ello se servían de las llamadas “computadoras” cuando los números los rebalsaban. Esta tarea de contaduría resultaría beneficiosa para el cacique de la tribu, ya que este les daba una remuneración monetaria a cambio. Esta monótona rutina pseudo-aritmetica estaba acompañada a su vez por el espectro social que permeaba los distintos grados de interacción entre los actores.  Cada individuo ocupaba una posición definida en la escala social, y además de ser asignado con una tarea específica, debía pasar por un rito de iniciación conocido como “las facturas del viernes” (aclaración: no confundir estas facturas con la factura tipo A, ya que se tratan de dos cosas totalmente distintas; una prueba más de la limitada capacidad de pensamiento y expresión de estos aborígenes), que consta en la obligación del nuevo integrante del grupo de conseguir por única vez -vía erogación- pequeñas masitas con dulce, crema o frutas para repartir entre sus pares y de este modo reafirmar los lazos de solidaridad social basados en la reciprocidad que articulan las relaciones entre estos individuos. Los he visto atragantarse con estos dulces en arranques de glotonería, para luego tomar un brebaje humeante y marrón, cuya procedencia me llena de dudas.

Pero como era de esperarse, a partir de mi primer mes en la expedición, comencé a distinguir la diferencia entre las normas teóricas que regulan la vida de estos obreros, y su aplicación en la rutina diaria, lo que Malinowski llamó “los imponderables de la vida cotidiana”. Aquí donde la teoría se desdobla y vemos su aplicación verdadera, es en este campo donde su pomposa actitud e innecesaria burocracia demuestra que aún estos cuadrúpedos inverbes tienen mucho que aprender. Personalmente me llevo de esta experiencia un conocimiento sobre los hechos sociales y, por extensión de sus consecuencias, las repercusiones e interpretaciones locales de los actores que participan en ellos, que no creo poder encontrar en ningún otro ámbito. ¿Humanos estúpidos? ¿O bestias brillantes? Solo una posterior investigación podrá poner punto final a este interrogante.